Los terrenos de juego del fútbol amateur son de los más variado actualmente. En el siglo pasado, las canchas de albero predominaban, motivando incluso la creación de un calzado específico para este tipo de suelo.
Sin embargo, actualmente los campos varían en función de las posibilidades económicas de las instituciones a las que pertenecen. Si bien es cierto que el césped artificial ha sido y es un recurso muy usado para estas pistas, aún quedan recintos donde el césped natural sigue sobreviviendo. Desde Deportes Más Fútbol te contamos todo lo que tienes que saber.
La solución: escoger el calzado adecuado
Esta situación ha generado un problema entre los futbolistas y su calzado, ya que algunos se enfundan el mismo tipo de botas lo mismo para el césped artificial que para el natural.
A pesar de que algunas voces defienden su uso indistinto en un terreno y otro, esto es un error grave, así que en el debate de si se pueden usar las mismas botas para césped natural y artificial nuestra postura es tajante: no. Y por si aún te quedan dudas, te damos nuestros argumentos.
Adaptabilidad
El primero de ellos se basa en la adaptabilidad. En otras palabras, la capacidad de las botas para ajustarse a cada terreno de juego. De ello dependerán factores como la elasticidad del tejido, la rigidez o versatilidad de la suela, la resistencia del material, la fuerza de agarre del pie, etc.
Es evidente que la pisada en césped artificial y en césped natural no es ni por asomo la misma, por lo que, en función de a qué terreno se destina el calzado, los diseñadores y fabricantes añaden unas u otras propiedades.
Tracción
En segundo lugar debemos hablar de la tracción. Con este término nos referimos a la seguridad y agarre de la bota cuando pisa el suelo, la profundidad con la que el taco se introduce en el césped.
El natural tiene debajo una capa de tierra que amortigua la fuerza de la pisada y recoge la potencia del taco cuando se clava. Sin embargo, ese mismo taco en césped artificial toparía resistencia y la fuerza de la pisada no se descargaría, sino que volvería a la pierna redundando en los músculos, huesos y articulaciones. La consecuencia podría ser una lesión severa. Precisamente por cuestiones como esta cada terreno de juego requiere su calzado concreto.
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